El chapapote llega a Canarias
11 octubre 2007La playa de Sotavento en el sur de Fuerteventura, una de las más hermosas de España y también de las de mayor importancia natural, está contaminada. Un petrolero pasó la pasada semana frente a ella, disfrutó de la incomparable belleza del lugar, y aprovechó para limpiar con total impunidad sus apestosos tanques. Miles de bolas de chapapote, en Canarias denominado “piche” [por una vieja influencia de la palabra anglosajona pitch, brea] han cubierto estos días sus doradas arenas.

(Parecen piedras, pero son bolas de hidrocarburo arrojadas por el mar a la playa de Sotavento, en Jandía)
No es un caso aislado. Cada año se registran entre 70 y 100 manchas de petróleo cerca de Canarias, la mayoría producto de la contaminación deliberada de los petroleros, y el resto por derrames accidentales. Si se unieran en una única mancha formarían una terriblemarea negra con más de 600 kilómetros de longitud. Aún así, su efecto es terrible tanto para la fauna como para la flora marina. Por no hablar del aspecto puramente económico, dada su incidencia en un sector tan sensible como el turístico.
Algunos de estos vertidos ocurren a cientos de millas de distancia, pero llegan igualmente a nuestras costas empujados por las corrientes y los vientos alisios. La falta de vigilancia y de un sistema de “alerta temprana” para poder luchar contra la contaminación impide tanto su detención a tiempo como la identificación de los culpables. Sólo uno de cada tres vertidos deliberados de crudo es detectado por las autoridades. El resto contamina el océano sin que se pueda hacer nada por evitarlo.